domingo, 28 de junio de 2009

*01 SALVACIÓN 2/2

Quizás fuera el miedo o que él tenía mas agallas que yo, pero no notaba nada raro él aún de saber que una familia de hombres lobo estaba entrando a su casa. Mientras que yo permanecía frente a él, agudizando mi oído para averiguar donde estaba en ese preciso instante cada uno de esos licántropos, él permanecía sentado en la cama con mi pistola en sus manos.
- ¿Por qué has venido? – pronunció al fin
- Motivos laborales – le contesté sin dejar de prestar atención a los sonidos que iba captando.
- Después de todo…. ¿Aun sigues queriéndome ayudar?- me preguntó mirándome fijamente
- Te estoy ayudando porque me pagan por ello – pronuncié dejando de atender y mirándole a aquellos ojos azules que un día me hicieron olvidar el tiempo.
- ¿Y quien…?
- No lo se ni yo – contesté antes de que acabase de preguntar – sinceramente nunca sabemos quien nos pagan por las misiones, pero aunque lo supiera no podría decírtelo
- Gracias… - pronunció levemente – Y lo siento ¿Vale?
- No es el momento – le contesté – pero ante todo debes saber que te sigo…

Pero en ese momento la puerta del cuarto se hizo añicos al tiempo que se fue la luz. Fueron siete segundos eternos, en los que no distinguí mas que gruñidos, fuerte pisadas y un grito ahogado seguido de un disparo de Ser , que, al volver la luz, estaba tumbado en el suelo con un gran arañazo en el pecho. Miré hacia la puerta al tiempo que alguien salía corriendo. Me abalancé contra la puerta y solo pude ver a una gran mata de pelo que corría escaleras abajo ayudando de dolor. Ser respiraba con dificultad, y elevando mis manos y sin pensar en las consecuencias, lo elevé mediante a aquel poder heredado que no debería mostrar nunca ante nadie. Lo deposité en la cama al tiempo que creaba una especie de barrera verdosa en la puerta, infranqueable y potente. Fui hacia él y me senté a su lado cogiendo el arma de sus manos mientas que él jadeaba. En ese momento por mi cabeza pasó la fugaz idea de dejarle morir, pero aún así, coloqué mis manos sobre su pecho y empecé a curarlo con aquella energía que hace años no sabía ni que existía. Ser me miraba con cara de sorpresa y de dolor, que hasta que la herida no cicatrizó del todo, no cambió para nada.
- ¿Mejor? – le dije sonriente ayudándole a reincorporarse
- ¿Co… como… ?
- Soy un Newage, trabajo como ves: entre seres extraños y gente sin escrúpulos. Lo que has visto no debería salir de aquí. ¿Me lo prometes?

Pero antes de que contestase volvió a sonar un fuerte aullido proveniente de la calle. Me asomé por la ventana y en ese momento una veintena de licántropos estaban haciendo extraños gruñidos, como si estuvieran planeando algo. Me di la vuelta y deshice la barrera de la puerta para salir, pero antes de que pudiera hacerlo, Ser me cogió de la camiseta y evitó que me fuera.
- No te vayas – dijo con lagrimas en los ojos – quédate aquí. Esta vez soy yo el que no quiero que te marches…

UN fuerte destello azulado que venia de la calle rompió aquel mágico momento. Los dos fuimos a la ventana y vimos a Demix con una gran espada saludando alevemente entre los cuerpos medio mutilados de los licántropos que habían vuelto a su estado humando.
- Yo me encargo de todo esto – dijo cuando nos asomamos Ser y yo – Linx dice que te quedes esta noche por si reinciden. Yo me llevo esto

Y dicho eso creó un enorme campo de fuerza que envolvió los cuerpos y saltando hábilmente desapareció por los tejados. Al entrar no hice mas que volver a mover los brazos para montar la puerta y dejarlo todo como si no hubiera pasado nada.
- ¿Cuando vuelven tus padres? – le pregunté dejándome caer en su cama a su lado
- Mañana por la tarde – dijo suavemente.
- Pues me quedaré aquí esta noche hasta que Linx me de luz verde de que no hay peligro.

Aun sabiendo que eso era simple misión y tenía que estar alerta, esa noche dormí placidamente. Sabiendo que al despertar, nada habría cambiado.

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